En estos días fue noticia la licencia del Intendente Municipal Matías Chale por su viaje oficial a España y su reemplazo por el Vicepresidente 1° del Concejo Deliberante Gastón Scarola.
Pero usted se preguntará que es lo malo. O bien porque no asumió interinamente por una semana la intendencia el Presidente del Concejo Deliberante Marcelo Casalegno. Mi respuesta es, coherencia.
Coherencia, porque en las últimas elecciones la población de Cañada de Gómez eligió como Intendente a Chale y no a Casalegno. Coherencia, porque en ningún lugar del mundo un primer mandatario dejaría ni un solo minuto a su opositor al mando de un gobierno. Y coherencia, porque usted se imagina a Casalegno dándole órdenes a Travaglino, Minuet o Barrionuevo. O haría un cambio de gabinete por una semana. Hubiese sido una verdadera locura.
Que dice el Artículo 33 de la Ley Orgánica Municipal de la Provincia de Santa Fe, lo siguiente, «En caso de vacancia, fallecimiento o ausencia por más de cinco días, el Intendente será suplido por el Presidente del Concejo Municipal y en defecto de éste por el vicepresidente 1º o vicepresidente 2º, hasta tanto se nombre el reemplazante o cese la causa de la ausencia»
En nuestra ciudad tenemos varios ejemplos históricos para citar. El primero de todos, es que esta situación se vivió en los años 90 cuando Abel Romegialli (PDP) era Intendente Municipal. En 1995 el Presidente del Concejo era Omar Zorzenon (PJ), y en todas las licencias que se tomó Romegialli, Zorzenon jamás lo reemplazó. Se tomaba licencia los mismos días y de esa manera no interceder en el gobierno municipal. Otro ejemplo fue en 1990 cuando renunció el Intendente Municipal Enrique Balbuena (PJ) y lo reemplazó interinamente Leopoldo Audano (PJ) hasta las elecciones que se hicieron a mitad de ese año. La duda histórica… ¿Hubiese renunciado igual Balbuena si el Presidente del Concejo era de la oposición? ¿Hubiese tolerado el peronismo de entonces regalar el poder?
Si nos trasladamos a la localidad de Armstrong, en las últimas elecciones provinciales el entonces Intendente Municipal Pablo Verdecchia fue elegido Senador Provincial y en su reemplazo asumió la intendencia Guillermo Lucci, Presidente del Concejo, que justamente pertenece a la UCR como Verdecchia. Se imaginan si el presidente del cuerpo legislativo pertenecía a la oposición, es muy probable que Verdecchia no sería Senador, o bien, ni se postulaba.
Hoy el Gobernador Maximiliano Pullaro tiene las llaves para generar grandes reformas políticas en Santa Fe, recordemos que tiene los votos necesarios en Diputados y Senadores para llevarlas a cabo. Nuestra provincia necesita modificar su Constitución, la actual es del año 1962, no es mala pero es antigua. Sobre todo con las gran evolución que significó la reforma constitucional nacional de 1994. Pero en este caso, hasta no es necesario. Cambiar la Ley Orgánica Municipal también es una cuenta pendiente. Los tiempos y las demandas de nuestra sociedad cambian constantemente. Y citando este tema sobre el rol del Presidente del Concejo como reemplazante del Intendente, bien es preciso citar la Ley 5109 de la Provincia de Buenos Aires, en su Art. 123 que fuera reformado en el año 2011 por la Ley 14248, donde expresa que «En caso de renuncia, muerte o destitución por delitos dolosos del Intendente, éste será reemplazado por el primer Concejal de la lista a la que perteneciere y que hubiere sido electo juntamente con aquél; en caso de fallecimiento, excusación o impedimento del primer candidato, lo reemplazará el segundo y así sucesivamente, hasta que se verifique la elección del nuevo titular del Departamento Ejecutivo, la que se llevará a cabo en la primera renovación del Concejo Deliberante»; pero agrega que en «el supuesto que la elección del Intendente no se hiciere simultáneamente con la de concejales, el presidente del Honorable Concejo Deliberante en ejercicio de las funciones, será el reemplazante temporal o permanente según el caso, del intendente electo».
Creo que sería una buena idea tomar como ejemplo este artículo para instalar en Santa Fe. Se terminarían muchas problemáticas acerca del reemplazo del Intendente y de paso se respeta que el pueblo decidió que un partido o agrupación política gobierne durante los cuatro años que dura el mandato. Y no se enojaría tanta gente por tener un poco de coherencia, que falta y mucho en esta sociedad.
- Pablo Di Tomaso. Procurador, Historiador