Un hombre, que asistía desde el inicio, se paró y preguntó si los concejales tenían problemas auditivos o vivían en otro lado, enojado por la situación que ha vivido con el tránsito, motos con explosiones y escapes libres
Redacción En el Recinto. En medio de la sesión ordinaria del jueves, un hombre que asistía a la sesión levantó la mano, se paró y comenzó a decirle a los concejales que quería saber que iban a hacer con el problema del tránsito y las motos. El presidente del Concejo, intentó explicarle que quienes estamos en la barra solo asistimos como espectadores y que no podemos dialogar o solicitar la palabra mientras la misma se desarrolla. Que lo invitaba a que vuelva al concejo para que los concejales lo reciban y pueda expresar su molestia y preocupación.
El vecino continuó con su tono alto y enojado pidiendo explicaciones sobre “que iban a hacer con el tema del tránsito y las motos” que no lo dejan descansar, que él es un trabajador y que no se puede vivir así. Les volvió a decir “si los concejales estaban sordos o vivían en otro lado” manifestando su descontento ya que no se iba a tratar este tema en el orden del día que teníamos los periodistas que asistimos.
Fue un momento raro, desubicado para las normas y reglas que tiene el legislativo local, pero con un notable grado de cansancio y molestia genuina sobre el tema en cuestión. Tal vez, ese mismo reclamo lo debería haber hecho en las dependencias municipales que van desde la secretaría de Gobierno, la oficina de Tránsito hasta la propia Intendenta.
El vecino eligió el Concejo, que es el lugar que tenemos los ciudadanos como herramienta para reclamar, ellos son los elegidos por los votantes para cumplir ese rol de control y de generación de normativas. Sin embargo, se fue enojado diciendo que “este año hay lecciones y la gente sabe votar, y los van a limpiar a todos”.